Lo primero que llama la atención de esta brocha de maquillaje es su forma. Ese pelo tan plano y cortado de esa forma tan extraña es así por algo. Las diferentes longitudes (esas que se ven en forma de espiral) están diseñadas para que el producto con el que la uses se funda con la piel sin esfuerzo. Funciona a toquecitos, "presionando" el color en la piel, no aplicando capas y capas encima de ella, haciendo que el efecto sea muy natural.
La forma achatada permite alcanzar cada curva del rostro. El tamaño, más pequeño de lo normal, es muy cómodo y facilita el control. Esta tecnología que usa RMS Beauty es muy complicada, o más bien imposible, de encontrar en otra marca cosmética.