Estamos en Roma, en los años 50. Imaginamos Vespas, chicas con largas faldas de vuelo y gafas de sol atigradas y hombres como Mastroianni en "La Dolce Vita". Imaginamos bien. Ese era el entorno donde se movía la familia Lembo. 

Los Lembo tenían una pequeña perfumería en el centro de Roma. Allí vendían marcas históricas como Guerlain, Penhaligon's, Chanel, Lanvin a una clientela con ganas de oler bien, muy bien. 

Este es el ambiente en el que creció Maurizio Lembo. Era inevitable que decidiera lanzar su propia marca de fragancias y quisiera reproducir lo que había visto y olido de joven. Él lanzó Officina delle Essenze en 2001 con la inspiración clara de la tienda de su familia. 

Con sus fragancias él quería unir ideas que había visto en casa (y en Italia) desde pequeño, como la de artesanía y lujo. Quería transmitir bienestar a través de sus perfumes y aguas de colonia y que cuando alguien lo llevara sintiera esa emoción que despierta siempre lo hecho con delicadeza. 

De todas las fragancias de Officina delle Essenze hemos elegido una línea que es, justo así, una gran generadora de bienestar. Puro Lino, Puro Talco, Puro Neroli... son limpios, con personalidad y perfectos ejemplos del Made in Italy. Quién se resiste.