Para contar bien cómo es esta marca, tendríamos que transcribir, producto por producto, sus fórmulas; porque Allies of Skin es fórmula, fórmula, fórmula.
Por supuesto, tiene la clásica historia personal asociada: su fundador, Nicolas Travis, original de Singapur, tuvo graves problemas de acné cuando era joven y, desde entonces, se interesó por el cuidado de la piel y muchos años después, en 2016, fundó la marca que hoy se vende en todo el mundo. Esto no es diferente al relato de muchas marcas. Lo que sí es diferente es la serie de productos que desarrolló Nicholas. Lo que son diferentes son, de nuevo, sus fórmulas. ¿Cuántas veces vamos a repetir esa palabra?
Allies of Skin tiene a las fórmulas (la hemos vuelto a escribir) en el centro de su marca. Se guía por lo que llaman "clínica supercargada". Esto significa que toman ingredientes activos clínicamente probados -como la vitamina C, el retinol, los antioxidantes y los péptidos- y les dan su propio giro. Y así crean un cosmético potente. Los productos de Allies (como la llamamos en familia) son muy inteligentes, muy serios y hacen lo que dicen. Eso en cosmética es muy importante. Es por eso que es una marca tan apreciada entre beauty freaks.
La marca usa papel 100% reciclado y tinta a base de soja, y nunca utiliza materiales forestales vírgenes. Solo trabaja con proveedores con certificación FSC para mantener el mayor nivel de sostenibilidad posible. Están certificados por PETA.
Los productos de Allies of Skin generan la lógica adicción de algo que sienta muy bien a la piel. Damos fe de ello. Son productos que no te piden que esperes seis meses para que veas resultados. Nicolas ha declarado que no quiere ser una marca de esas que te exigen seguir diez pasos para tener una buena piel. Él propone que cada uno cree su rutina y elija lo que su piel necesite, sin obligaciones ni corsés. Eso es muy Laconicum.