Nadie podría decir, a primera vista, que esta es una marca de maquillaje orgánico. Así son nuestros prejuicios. Los pigmentos son potentes, los colores estilosos y el packaging es sensual y está realizado en un 85% de aluminio reciclado; sus ingredientes son nutritivos y eficaces. Ilia no tiene nada que ver con el resto de las marcas orgánicas y se ha convertido en un clásico del maquillaje independiente. Por eso es tan deseada y deseable. Y por eso debe estar aquí.
Esta marca comenzó al revés de como comienza la mayoría: por el envoltorio. Su fundadora, la canadiense Sasha Plavsic lo tenía claro: sabía cómo sería la estética de su marca. Por algo tenía mucha experiencia en branding y marketing en Nueva York y Los Angeles y en marcas como Cartier y Oliver Peoples. Una vez que lo logró faltaba lo siguiente, el contenido, que siempre supo que sería todo lo orgánico posible. Cuando tuvo fondo y forma le dio nombre: se llamaría Ilia, el nombre de su abuela, una mujer de la antigua Yugoslavia que siempre inspiró a su nieta. Nos gusta esta historia.