Esta marca tiene su origen en un susto. Su fundadora es Rose-Marie Swift, una maquilladora profesional con una lista de clientes infinita, que incluye nombres como Ralph Lauren o Louis Vuitton y que ha trabajado con fotógrafos como Mert Alas&Marcus Piggot o Annie Leibovitz. Hace unos años esta mujer enfermó. No se encontraba el origen de su enfermedad; tras muchas pruebas, vieron que su sangre estaba llena de metales pesados, pesticidas y otros químicos. Al descubrirlo le hicieron solo una pregunta: “¿está en contacto con la industria cosmética?” Ese momento marcó un antes y un después en su vida y en su trabajo. Desde entonces Rose Marie se convirtió en una activista contra las toxinas y los químicos en la cosmética y una suerte de mentora para las modelos y celebrities a las que maquillaba, entre ellas Gisele Bündchen, Miranda Kerr o Tilda Swinton. En 2008 su propia marca RMS Beauty, que va un paso más allá de la cosmética orgánica.
RMS busca desvelar lo mejor de cada rostro, no falsearlo y transmitir salud. El packaging es mínimo y todo es biodegradable, reciclable o reusable. Va un paso más La idea de Rose Marie era que las mujeres contaran con una marca lo más pura y atractiva posible, pero con los mejores resultados. Es posible lograrlo todo.