VIA DEI MILLE
Esta es la historia de un Renacimiento. Y como tal, ocurre en Italia.
Sicilia, años 50. Salvatore Scorsonelli tiene un jardín frente a su casa de la Via dei Mille en la ciudad siciliana de Noto. Allí, entre jazmines, almendros y cítricos, produce esencias florales, sobre todo zagara, nuestro azahar. Lo hará durante 10 años y las envía a Grasse, a Francia, para la creación de perfumes franceses. Esta era una práctica muy común en Sicilia en aquellos tiempos. La actividad del signore Scorsonelli, como la de muchos sicilianos, se detuvo cuando las casas perfumistas comenzaron a usar ingredientes sintéticos en sus perfumes.
Aquí hay una elipsis de más de medio siglo.
En 2011, Stefano, uno de los nietos de Salvatore, comienza a preguntarse por qué en esa destilería y ese jardín en el que jugaban de niños ya nadie producía aceites ni esencias. Y decide resucitar esa vida, esa cultura. Y ahí nace VIADEIMILLE.
Esta casa de perfumes es la historia de un viaje que comienza en esa calle de Noto, continúa en Grasse, París, Florencia y luego regresa de nuevo a Sicilia en busca de los mejores fabricantes, los mejores ingredientes. Así renacería lo que, en el siglo pasado, hacía su abuelo.
Para ello, Stefano se rodeó de un buen equipo. Contó con el perfumista Jacques Chabert, con Paolo Pironti, propietario de unas tierras productoras de esencias aromáticas, con Rovena Raymo, dueña de Simone Gatto, productora de aceites esenciales de cítricos desde 1926 y con Michael Moisseff, escultor de aromas.
VIADEIMILLE tiene dentro a Sicilia, con su Barroco y sus cítricos. Pero no es una colonia apoyada en el pasado ni en los tópicos. Estas fragancias huelen a minimalismo barroco, huelen modernas.